miércoles, 25 de abril de 2007

Un nuevo día

Cada mañana como de costumbre salgo a correr, me pongo mis audífonos y le subo a la música, el sol brilla como nunca el cielo esta despejado y casi no hay gente, mi celular suena, a esta hora quien podrá ser, es demasiado temprano. Contesto un poco agitada: Bueno quien habla, me contesta una voz demasiado grave: Que no te has dado cuenta, dado cuenta, ¿De qué? contesto rápidamente, pero es inútil solo escucho el sonido de la llamada cortada, pienso que ha sido una broma y sigo mi camino, han pasado 30 minutos todo parece estar en orden, llego a la casa y solo pienso en un baño con agua tibia, preparo la tina mientras pongo un disco de Poem, me sirvo un vaso de agua y apunto de tomarlo suena el teléfono de mi casa, me apresuro a contestar pues no he desactivado la contestadota, --Bueno—nadie contesta, vuelvo a decir: Bueno, y la misma voz grave responde: abre los ojos, despierta, vamos empieza a vivir, le grito loco deja de molestar y cuelgo el teléfono, valla parece que no tienen otra cosa mejor que hacer, camino para mi recamara dispuesta a disfrutar mi baño, pero una tristeza profunda me invade, mis ojos se clavan ante una foto de mi madre, hace diez años que no la veo y no suelo llamarla tan seguido, solo en navidad y eso si no estoy tan ocupada, empiezo a llorar como una chiquilla, trato de controlarme me meto a la tina y cierro los ojos pero no puedo dejar de sentir ese dolor, vuelve a sonar el teléfono, dejo que entre la contestadota; Después del tono deja tu mensaje: se que tu puedes vamos despierta, mi corazón empieza a latir muy rápido, mi cuerpo se estremece ante la voy y un grito desesperado sale de mi boca: No quiero, no quiero estoy bien así, déjenme en paz.
De repente un total y absurdo silencio se cuela por mi habitación, todo se ha parado no hay mas colores todo es blanco, todo es nada, el eco de varias voces empiezan a sonar en mi cabeza: Rápido, No otra más alta, 1 2 3 Vamos…
Después de un buen rato abro los ojos, todo pasó tan rápido no puedo darme cuenta de nada siento una angustia de saber que pasó, pareciera que ha pasado mucho tiempo no sé donde estoy, parece un hospital mis brazos están todos enchufados y tengo un respirador puesto, me asusto mucho y solo puedo pensar en esa voz grave. ¿Dios mió que pasó?, agacho la mirada y pido perdón, que malagradecida hoy que no se nada, hoy que te necesito me acuerdo de ti, alzo la mirada y veo la imagen más hermosa que pudo haber pintado cualquier genio del arte, es mi madre con los brazos cruzados y sus ojitos llenos de lagrimas, solo puede decir con una voz aguda, casi sin aliento: Hija, hija mía.
Mamá trato de decirle pero es en vano, no puedo, la voz no me sale, es inútil tanto esfuerzo solo logro agotarme más, ella dice: tranquila mi niña no te esfuerces, todo esta bien, ya pasó, todo esta bien. Le creo y trato de calmarme, pero, sigo con esta incertidumbre, ¿Qué pasó?
Entra una enfermera y me dice con una voz muy dulce: bienvenida, como te sientes, yo solo inclino la cabeza hacia un lado, ella comenta: me imagino que esta un poco asustada, no te preocupes ya todo pasó.
Giro de nuevo la cabeza y veo a un señor alto, robusto y con lentes gruesos parado alado de mi, supongo que es el doctor, trae una bata muy blanca, se me queda viendo y dice: ves lo logramos. Me quedo asombrada por unos instantes, he vuelto a escuchar esa voz, si no hay duda, es la misma voz grave, la del teléfono, pero ¿Cómo?, la enfermera y el doctor salen del cuarto y mi madre empieza a explicarme lo que yo aún no entiendo: Hace unas semanas saliste a correr en la mañana muy temprano y al parecer tu venias muy distraída y la música que traías era demasiado alta, tu caminabas por la cera cuando de repente un carro se subió a ella y te paso a traer, todo fue tan rápido que no te habrás dado cuenta, entraste en estado de shock y quedaste inconsciente, el señor del carro había chocado con otro que a su vez lo aventó con tanta fuerza que no pudo detenerse, de ahí te trajeron de emergencia al hospital, pero fue inútil entraste en estado de coma; mi madre hace una pausa, su voz se adelgaza y sus ojos se ven cristalinos, me toma de la mano y sigue. Hoy tus signos vitales eran muy bajos, la presión era demasiado baja y te dio un infarto, te metieron a quirófano de urgencias el doctor te aplico una dosis alta de medicina pero no funciono, tuvieron que darte electroshock y así fue como gracias a Dios reaccionaste.
Ay mi vida que hubiera hecho si te pierdo y mientras decía eso un abrazo repentino sucedió, mis ojos se humedecieron y empezaron a brotar lagrimas, el dolor de saber que dolor sentía ella por pensar en que pudo haberme perdido no es justo pues yo la deje perder por diez años, que desperdicio de vida he tenido.
Pero ahora pienso, ya se por que la voz grave, debí ser que mientras los electroshock me conectaban con la vida el doctor se negaba a perderme y me gritaba que volviera y todas esas cosas que yo no quería escuchar.
Trato de hablar y solo se escucha un murmullo, algo incomprensible, no te esfuerces mi niña pero yo lo intento de nuevo ella se acerca despacio y pone su oreja cerca de mi boca para poder escucharme y así entenderme, yo lo vuelvo a intentar y le digo muy suave y lento las palabras que hubiera podido gritar “Te amo mamá, perdóname”.
Pasaron unas semanas y por fin me dan de alta, hoy he vuelto a vivir y no por poder respirar de nuevo sino que disfruto cada día alado de los seres que mas quiero y todos los días se los hago saber con una palabra, un hecho o una acción.

No hay comentarios: